La paradoja del viaje en el
tiempo, o paradoja del abuelo, es una paradoja que se cree expresada por
primera vez por el escritor francés de ciencia ficción René Barjavel en su
novela Le voyageur imprudent (El viajero imprudente, 1943).
Se parte del supuesto que una
persona realiza un viaje a través del tiempo y mata al padre biológico de su
padre/madre biológico (abuelo del viajero), antes de que éste conozca a la
abuela del viajero y puedan concebir. Entonces, el padre/madre del viajero (y
por extensión, ese viajero) nunca habrá sido concebido, de tal manera que no
habrá podido viajar en el tiempo; al no viajar al pasado, su abuelo entonces no
es asesinado, por lo que el hipotético viajero sí es concebido; entonces sí
puede viajar al pasado y asesinar a su abuelo, pero no sería concebido, y así
indefinidamente.
Se alude a ella como paradoja del
abuelo cuando el viajero del tiempo conoce a su abuela en el pasado y altera
los actos que dieron lugar a que ésta conociera a su futuro marido; con lo
cual, no tienen hijos, y éstos no tienen al viajero temporal. Esta paradoja ha
sido usada para argumentar que el viaje hacia atrás en el tiempo debe ser
imposible; sin embargo propiedades de la física cuántica permitirían evitar
este efecto haciendo posible los viajes en el tiempo.
En un artículo publicado la
revista Daily Mail, el famoso físico británico Stephen Hawking definía las vías
que, según las teorías actuales de la física, podrían servirnos para viajar en
el tiempo: agujeros de gusano agrandados, órbitas alrededor de agujeros negros
o viajes a la velocidad de la luz podrían utilizarse, al menos teóricamente,
para desplazarnos hacia el pasado o el futuro.
Pero existe un serio problema
para que los viajes en el tiempo puedan realizarse, además de las dificultades
y desafíos técnicos que aún quedan por superar: la llamada “paradoja del viaje
en el tiempo” o “paradoja del abuelo”. Esta paradoja señala que si un viajero
del tiempo fuera hacia el pasado y allí matase a su abuelo, con esta acción acabaría
con la posibilidad de su propia existencia y, en consecuencia, con su viaje
temporal.
Un científico del Instituto
Tecnológico de Massachussets (MIT) llamado Seth Lloyd, afirma ahora que la
máquina del tiempo podría superar este último y paradójico escollo, si se
desarrollase aprovechando ciertas características de la física cuántica. Según
publica la revista Wired, lo que Lloyd propone es un modelo de viaje en el
tiempo que explícitamente elimine la inconsistencia o paradoja del abuelo.
Dicho modelo, bautizado como
modelo “post-seleccionado” está basado en la llamada “post-selección”: la
posibilidad que presenta la física cuántica –gracias a su valor probabilístico-
de desarrollar cálculos que ignoren ciertos resultados. Es decir, la
postselección permitiría que sólo formasen parte de una ecuación específica
aquellas variables que propicien un resultado predeterminado.
Llevado a la máquina del tiempo,
este modelo implicaría que el viajero temporal no podría moverse a sus anchas
por el pasado, sino que la máquina que lo traslada estaría predeterminada para
realizar ciertas acciones. De esta forma, se aseguraría la imposibilidad de que
el viajero en el tiempo encontrase y asesinase a su abuelo, entre otras
paradojas. Lloyd afirma que haciendo leves cambios en las condiciones iniciales
de los viajes en el tiempo, las situaciones paradójicas no se producirían.
En la revista Technology Review,
se explican otros aspectos de las ideas de Lloyd, publicadas por el científico
y sus colaboradores en arxiv.
Los científicos creen que la
post-selección podría aprovecharse para la fabricación de una máquina del
tiempo exenta de efectos paradójicos, si se combinase con otra extraña
propiedad de la física de partículas conocida como “teletransportación
cuántica”. La aparición del concepto de teletransportación cuántica se remonta
a 1993, año en que se descubrió que el estado cuántico de un objeto, es decir,
su estructura más elemental, podía en teoría ser teletransportado de un lugar a
otro… sin que en realidad la partícula se moviese de su posición original.
Esto es posible porque lo que se
transporta es la estructura de las partículas, es decir, su esencia última, y
no la materia del objeto, que permanece inamovible tanto en el punto de partida
como de llegada. A nivel cuántico, la teletransportación ya ha sido demostrada,
incluso a larga distancia.
Dado que la teletransportación
cuántica aprovecha una característica cuántica conocida como entrelazamiento
cuántico, que permite reproducir en el espacio un estado cuántico (la
estructura esencial de la partícula cuántica) que existía con anterioridad en
otro sitio, Lloyd y sus colaboradores afirman que sería posible aplicar la
postselección para que este mismo proceso se diera a la inversa, hacia el
pasado.
Esta posibilidad evitaría que el
viaje en el tiempo requiriese de ciertas condiciones espacio-temporales, como
las explicadas por Hawking: distorsiones en el espacio tiempo que se producen
sólo en lugares como los agujeros negros y los agujeros de gusano o que surgen
cuando se viaja a la velocidad de la luz.
El viaje en el tiempo, aunque
parece propio de la ciencia ficción, ocupa las mentes de los científicos desde
hace años. Por ejemplo, otro modelo teórico de viaje al pasado fue propuesto en
2007 por el científico israelí Amos Ori.
Según los cálculos realizados por
este investigador, podría construirse un bucle espacio-temporal a partir
únicamente de materia ordinaria y densidad de energía positiva.
Esta idea estaba basada en el
aumento de la llamada curvatura del espacio-tiempo, hasta provocar que la
flecha del tiempo llegue a enroscarse sobre sí misma formando un bucle.
Por otro lado, en 2006, un físico
de la Universidad de Connecticut llamado Ronald Mallet ideaba un prototipo de
máquina del tiempo que utilizaba energía luminosa en forma de rayos láser para
curvar el tiempo
Para elaborar su máquina del
tiempo teórica, Mallet aplicó ecuaciones basadas en las teorías de la
relatividad de Einstein que le permitieron observar la curvatura del tiempo a
través de un rayo de luz circulante obtenido por medio de una disposición de
espejos e instrumentos ópticos.
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