¿Que tiene de especial este 15 de febrero en el área de matemática?
Hoy es el
cuadragésimo sexto día del año.
46 Es el
número de cromosomas humanos.
46 Es un
número deficiente pues es mayor que la suma de sus divisores propios.
46 Es un
número odioso pues en su expresión binaria aparece un número impar de unos.
46 Es un
número libre de cuadrados pues en su descomposición factorial no se repite
ningún factor.
46 Número de
cromosomas de la mayoría de los humanos.
46 Peso
máximo en gramos de una pelota de golf.
46 Libros
del Antiguo Testamento, en la versión católica de la Biblia.
46 Número
atómico del paladio (Pd), metal blando, dúctil y maleable, parecido al platino.
Se emplea principalmente como catalizador y en joyería.
46 Número de
cuerdas, afinadas en la escala de Do bemol mayor (Do♭)
que tiene el arpa de concierto.
Matemáticos
nacidos este día:
1564 :
Galileo
1588 :
Bramer
1839 :
Adolph Mayer
1839 :
Zeuthen
1850 :
Bryant
1851 : Haret
1861 :
Whitehead
1882 : Koebe
1915 :
Hsiung
Matemáticos fallecidos este día:
1739 :
Manfredi
1847 :
Dandelin
1849 :
Verhulst
1900 : John
Walker
1940 :
Toeplitz
1974 : Hugh
Alexander
1974 :
Snedecor
1988 :
Feynman
Un día como hoy nace el gran científico Galileo Galilei conocido por su gran aporte a la astronomía a pesar que casi le cuesta la vida el contarle al mundo lo que había descubierto, les dejo a continuación su discurso mas famoso.
Discurso de retractación de Galileo Galilei ante los Tribunales de la
Iglesia
22.06.1633.
"Escribí e imprimí un libro por el que he sido declarado por el
Santo Oficio como vehementemente sospechoso de herejía, es decir, por haber
sostenido y creído que el Sol era el centro del mundo e inmóvil, y que la
Tierra no era el centro y que se movía..."
"Yo, Galileo, hijo del difunto Vincenzo Galilei, florentino, de
setenta años de edad, compareciendo personalmente como acusado ante este
tribunal y arrodillado ante vosotros, eminentísimos y reverendísimos señores
Cardenales Inquisidores Generales contra la depravación herética a lo largo y a
lo ancho de toda la comunidad cristiana, teniendo ante mis ojos y tocando con
mis manos los Santos Evangelios, juro que he creído siempre, y que creo ahora,
y que, con la ayuda de Dios, creeré en el futuro, todo lo que sostiene, predica
y enseña la santa Iglesia Católica Apostólica Romana.
Pero en vista de que, después de habérseme intimado judicialmente por
este Santo Oficio el mandato de que yo debía abandonar por completo la falsa
opinión de que el Sol es el centro del mundo y está inmóvil y de que la Tierra
no es el centro del mundo y se mueve, y de que yo no debía sostener, defender o
enseñar de ninguna manera, verbalmente o por escrito, dicha falsa doctrina, y
que después de habérseme notificado que dicha doctrina era contraria a las
Sagradas Escrituras, escribí e imprimí un libro en el cual discuto esta nueva
doctrina ya condenada, y presento argumentos grandemente convincentes en su
favor, sin presentar ninguna solución de ellos, he sido declarado por el Santo Oficio
como vehementemente sospechoso de herejía, es decir, por haber sostenido y
creído que el Sol era el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no era el
centro y que se movía.
Por lo tanto, deseando quitar de las mentes de sus Eminencias y de
todos los fieles cristianos la vehemente sospecha justamente concebida contra
mí, con sincero corazón y no fingida fe, yo abjuro, maldigo y detesto los
antedichos errores y herejías y, en general, todo otro error, herejía y secta
que sea en absoluto contraria a la Santa Iglesia, y juro que en el futuro nunca
más diré o afirmaré, verbalmente o por escrito, nada que pudiera dar ocasión a
una sospecha similar con respecto a mí.
Pero, si llegara a conocer a cualquier hereje o persona sospechosa de
herejía, lo denunciaré ante este Santo Oficio o ante el Inquisidor y Ordinario
del lugar donde yo pudiera estar. Más aún, juro y prometo cumplir y observar en
toda su integridad todas las penitencias que me han sido o que me serán
impuestas por este Santo Oficio.
Y, en el caso de que contraviniera (¡que Dios no lo permita!)
cualquiera de estas mis promesas y juramentos, me someto a todas las penas y
penitencias impuestas y promulgadas en los cánones sagrados y en otras
constituciones, generales y en particular contra tales delincuentes. Que así me
ayuden Dios y estos Santos Evangelios que toco con mis manos.
Yo, el antedicho Galileo Galilei, he abjurado, jurado, prometido y
obligado a mí mismo según dicho anteriormente, y en testimonio de su veracidad
he suscrito con mis propias manos el presente documento de mi abjuración y lo
he recitado palabra por palabra, en Roma, en el convento de Minerva, este día
22 de junio de 1633".
Después de pronunciar este discurso, se dice que Galileo murmuró
"...y sin embargo se mueve..."
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